Con el nombre de droga se designa en sentido
genérico a toda sustancia mineral, vegetal o animal que se utiliza en la
industria o en la medicina y que posee efectos estimulantes, depresores o
narcóticos o, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier
sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias
de sus funciones. A efectos penales, el concepto de droga (a pesar de las
diferentes formas de actuación en el organismo) engloba también las sustancias
estupefacientes y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado
provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de
seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de evitar el síndrome de
abstinencia.
La
OMS menciona entre los
estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las hojas de coca y cocaína,
heroína, metadona, morfina, opio y codeína; y como psicotrópicos, los
barbitúricos, las anfetaminas y los ampliadores de la conciencia, como el ácido
lisérgico, la mescalina o la psilocibina.
Las características propias de las drogas hacen
de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que producen en el
organismo no son siempre iguales y cambian según la clase de droga, por
ejemplo, unas son estimulantes y otras, depresoras. También varían de acuerdo
con la dosis pues la misma droga puede causar efectos diferentes según sea la
cantidad consumida.
Dichos efectos se relacionan con las
características psicofísicas de cada persona y con las particularidades del
medio en que se produce el consumo. Por estas razones, nunca existe certeza
sino probabilidad de que la droga produzca el efecto buscado.
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